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¡He visto un coño! ¡Y me ha mirado!

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Sí, ya sé que muchas piensan que nosotros, lo varones, solo pensamos en sexo, que nos embobamos apenas alguien se abre de piernas y que nos follamos todo lo que se mueve... ¡No es verdad! (en parte).


Recuerdo la primera vez que vi un coño. Me asusté muchísimo por lo horrible que me pareció: lleno de pelos, con cierto olor a pescado (por ello, me sigue sin gustar el pescado) y dispuesto a engullirme en sus oquedades. Claro, por entonces era casi un niño y mi pequeño amigo, el tuerto, aún no andaba tan descarriado. Años más tarde, en la edad en que todo hombre es granjero (pues todo lo ve "paja"), confieso haber maltratado más de la cuenta a mi fiel compañero.



Lo siento amigo: "Dura vita, sed vita"



Efectivamente, nuestro cuerpo -y con él nuestra sexualidad- sigue siendo un mar de enigmas, confusiones, tabús y mitos. En este blog, ya he rebuznado hasta el cansancio sobre estos temas (Lean, por ejemplo: Sexo al aire libre o Pienso en tu sexo).


¡Es hora de dejar de asustarnos de nuestra corporalidad!


Y no estoy motivando para que todo el mundo practique orgías o se ponga en la Gran Vía a follar al aire libre (aunque en Madrid sí se practica el sexo al aire libre). No. Lo que invoco es el estudio, el razonamiento, la puesta en práctica de nuevas formas de entender y practicar nuestra sexualidad. No todo en el sexo es follar; así como se puede amar sin follar y follar sin amar (Lean mi post: Sexo con o sin amor)


¡Hablar de pollas y coños no tiene por qué escandalizarnos!







En este sentido, me ha encantado la performance "Rara avis" que un grupo de chicas -todas ellas profesionales y estudiosas de la poesía, el arte y la sexualidad- presentó el viernes 27 de noviembre, en Espacio B (C/ Buenavista 39). María Castrejón, Arantxa Boyero, Esperanza Márquez y Violeta Nicolás se lucieron en una noche llena de talento y espectáculo bien pensado.









Esperanza


La primera presentación estuvo a cargo de Esperanza Márquez (seguir su blog Luz caroba), quien recitó algunos poemas y, luego, nos invitó a pegarle en su cuerpo una serie de palabras escritas por nosotros. Aquí el tocamiento del "otro cuerpo", des-sexualizado y convertido en un lienzo, se realizó a través de una transición suave, sin violencia. ¡Ya no se trataba de evitar tocar un seno, un cuerpo femenino, sino de tocarlo con nuestras palabras!






María... las mujeres
El segundo turno fue para María Castrejón (blog de María Castrejón), quien nos advirtió de que las imágenes de los genitales femeninos que veríamos en un video eran de ella. El que lo deseaba, podía salir huyendo a misa (Este burrito se quedó, pues con tanto porno y "Mujeres, hombres y viceversa" largo tiempo que he superado mis penas). 

Uno de los propósitos de su puesta en escena era promover la reflexión en cuanto a la visita al ginecólogo, que muchos traumas y miedos trae consigo (y algunas muertes). Así, María se recostó sobre un sillón, imitando una consulta médica, mientras recitaba poemas y nosotros veíamos imágenes de mujeres a la espera de que las atienda el doctor... y de la vagina de María. Toda la representación me resultó elegante en cuanto que rozaba con lo documental y permitía la reflexión serena.



Espejito, espejito


Ahora viene el turno de Violeta Nicolás (web de Violeta Nicolás). Ella nos sumergió en un ambiente de ruptura frenta a la cotidianidad: se introdujo un minúsculo objeto en su boca y no se lo tragó, se quedó estática, bebío un vaso de agua (o eso me pareció), pintó un espejo con un rotulador negro... Actos sencillos, sin trascendencia, aburridos, monótonos y, sin embargo, al ser negados de su función, se revitalizan y nos invitan a la reflexión de las costumbres humanas y el sentido de lo cotidiano. ¡Ah, del buen arte!, ¡cómo nos hace pensar!






¡A tu propio ritmo!


Finalmente, Arantxa Boyero (web de Arantxa Boyero) se ubicó en el centro de la sala mientras bailaba al ritmo del grupo ochentero Locomía. En sus manos, agitaba un libro de poemas. Un acto relativamente trivial y normal se descontextualiza, se pervierte... se aisla hasta lograr la intercomunicación ¡Qué paradoja!

En medio de la sala había una mujer que se movía sensualmente, casi incitándonos al voyerismo, pero que, sin decirlo, nos invitaba a ser libres.





Las cosas en esta vida pueden ser de otro modo, si vencemos la ignorancia, principalmente. Gracias a "Rara avis", este burrito ha podido abrirse un poco más a otras miradas, otras ideas, a otro modo más enriquecedor de vivir este mundo...  Creo que soy menos burrito desde ayer. Ahora me pregunto, ¿y si las cosas fueran de otro modo?


la oreja del burro
Yo Mama`s Last Supper (1999), de Renée Cox

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