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Violencia, a secas

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¡Saludos, carísimos lectores!

Como bien saben mis escasos, pero inestimables lectores (aquellos que se dan el trabajo de leer mis "burradas" y "rebuznos" antes de hacerme cualquier tipo de comentario), este su amigo el burrito orejón está -desde siempre y activamente- en contra de todo tipo de violencia, desde las tradicionales (a golpe limpio) hasta las muy modernas, desde las de saco y corbata (RIP Barberá) hasta las tecnológicas, Facebook y Twitter incluidos.









Como ha habido personas "muy cultas", defensoras de todo tipo de agresiones según leo en sus perfiles, que me han insultado vía inbox y me han tildado de todo, aquí dejo una selección de mis post. ¡Que leer no mata el cerebro y sí controla mucho la lengua! Así, este artículo no dirá nada nuevo de lo que ya he defendido en demasiadas -pero insuficientes- oportunidades.

Ruego, por favor, que por lo menos lean los títulos, pues son clarísimos. He puesto algunos textos, la mayoría en defensa de la mujer, aunque bien podría escribir a favor del varón; pueden buscar muchos otros en los archivos de este mi blog:


Ruego, también, estar atentos contra el principal tipo de violencia, el que no sale en los diarios y noticieros, y que, no obstante es el que genera más daño a la esencia misma del hombre y de la mujer: la ignorancia. O, para ser más preciso, la indiferencia por el conocimiento. Lamentablemente, hoy por hoy y a pesar de tener la información a golpe de clic, no se busca conocer, investigar y, muchísimo menos, reflexionar. Sí se busca criticar a la torera, sin razonamientos previos. ¡Al ataque que llevo la razón en todo! 

Como anécdota, cuento aquella vez que, en los famosos congresos Jalla, en Bogotá, bella capital colombiana, discutíamos sobre la imagen de la mujer latinoamericana en la narrativa. Una señorita, muy enérgicamente, me espetó que el varón era el más violento por naturaleza. "Ellos son los que provocan las guerras y violan mujeres". Yo, como suelo hacer, le di un dato concreto, alejado de prejuicios y estereotipos. "Señorita, la violencia no tiene sexo. Averigüe sobre Irma Grese, las hermanas Gonzales, Mary Ann Cotton o sobre María Tudor. De paso, averigüe sobre la tribu de los nagares, en la India, donde son las mujeres quienes violan a los niños varones. Verá que, con un poco de conocimiento, me dará una nueva opinión."


La intolerancia, la soberbia, la agresión, la imposición, las opiniones a la ligera... son sus engendros muy engreídos. 


Comparto este cuadro de la artista brasileña Céu Barros, quien está exponiendo en Madrid, en el restaurante Tapioca (Plaza de la Cebada 9). Más info aquí: Céu Barros en Madrid
Este cuadro se titula "Conquista". Lo he elegido, pues me parece la plasmación de uno de mis ideales: la unión fraterna del ser humano, aquella que no entiende de colores ni máscaraas, pero sí de mucho amor. ¡Me encantó!


Y, explicando mi dibujo que preside este post, antes de que vengan los inquisidores, "hacer-las-cosas-porque-soy-libre-y-me-sale-de-los-cojones/coño-y-no-eres-nadie-para-venirme-a-decir-lo-que-tengo-o-no-tengo-que-hacer" no es la mejor actitud para defender esa "libertá". Tampoco el "yo-así-pienso-y-si-no-te-gusta-puedes-irte". Al contrario, es otra forma de violencia que se lleva de paso tantas luchas por el respeto en favor del SER HUMANO. No sé si se han olvidado, pero la EDUCACIÓN  -y no la exposición mediática ni la suma de tan reductores "me gusta"- nos hace auténticamente libres y mejores personas. Pongo unos versos del mejor poeta del siglo XX:


pelear por todos y pelear
para que el inviduo sea un hombre,
para que los señores sean hombres,
para que todo el mundo sea un hombre, y para
que hasta los animales sean hombres,
el caballo, un hombre,
el reptil, un hombre,
el buitre, un hombre honesto,
la mosca, un hombre, y el olivo, un hombre
y hasta el ribazo, un hombrey el mismo cielo, todo un hombrecito! 
(César Vallejo, "Batallas")

Otra vez, reitero mi llamado al conocimiento y al estudio. Con ellos vendrán el respeto, la tolerancia y, claro está, el comentario inteligente. Recuerden que no decir nada también es signo de sabiduría.